Estados Unidos elevó los aranceles a productos indios hasta el 50 %, tras aplicar inicialmente un 25 % y añadir una penalización por las compras energéticas y militares de India a Rusia. La medida se enmarca en un clima de tensiones diplomáticas, en el que Trump acusa a Nueva Delhi de mantener vínculos que desafían los intereses occidentales en la guerra de Ucrania.
El golpe comercial ya provoca alertas: Moody’s anticipa un freno al crecimiento industrial, Morgan Stanley estima una contracción económica de entre 0,4 % y 0,8 %, y el sector joyero, que exporta casi un 30 % de su producción a Estados Unidos, se muestra preocupado. Ante esto, India sostiene que está dispuesta a pagar un alto precio para proteger sus sectores estratégicos, sin ceder en las prioridades que considera esenciales para su política interna y su proyección internacional.

