Más de cien organizaciones campesinas urgieron excluir los granos básicos de la renegociación del T-MEC ante la creciente dependencia del maíz importado y el impacto del precio fijado en la Bolsa de Chicago. Señalaron que el campo mexicano opera en desventaja frente a Estados Unidos, donde productores acceden a créditos accesibles, lo que profundiza desigualdades y amenaza cultivos nacionales.
Los líderes agrícolas plantearon rediseñar la política para el campo mediante apoyos a comercialización, créditos y programas productivos. Advirtieron que la agricultura no debe incluirse en tratados internacionales debido a su importancia estratégica. También expresaron preocupación por la reforma a la Ley de Aguas, al considerar que mantiene bases del modelo de 1992 y no protege suficientemente los derechos hídricos de comunidades y ejidos.