La inflación anual subió a 3.8% en noviembre, impulsada por el alza en electricidad tras concluir el subsidio de verano y por incrementos en el transporte colectivo. El índice general avanzó 0.66% mensual, destacando también presiones en frutas, verduras y energéticos. Aunque algunos alimentos bajaron de precio, las tarifas eléctricas por sí solas aportaron una fuerte incidencia.
La inflación subyacente, clave para Banxico, registró 4.43% anual, confirmando que persisten presiones en servicios como vivienda y comida preparada. Estas cifras sugieren que el proceso desinflacionario avanza lentamente y podría motivar mayor cautela en la política monetaria durante 2026. Economistas señalan riesgos adicionales por posibles ajustes en impuestos y aranceles, que podrían influir en los precios durante los próximos meses.

