El ahuehuete “Laureano” y el fresno “Viejo del Agua”, ubicados en Álvaro Obregón y Coyoacán respectivamente, fueron declarados Patrimonio Natural de la Ciudad de México. La medida busca proteger estos ejemplares emblemáticos, ambos con más de 200 años de vida, que han resistido el crecimiento urbano y el abandono institucional. Son árboles testigo de la historia, cuya permanencia es ya una forma de resistencia.
La declaratoria fue emitida por la Secretaría del Medio Ambiente capitalina tras una solicitud ciudadana. Con ello, se prohíbe su tala, trasplante o afectación, y se obliga a su conservación y monitoreo. En medio de una ciudad que crece sin freno y reduce su vegetación, reconocer el valor simbólico y ambiental de estos árboles plantea una pregunta urgente: ¿qué raíces estamos dispuestos a defender frente al concreto?

