La indignación ciudadana estalló en Cozumel tras la denuncia de abuso sexual contra una niña de nueve años dentro de instalaciones de la Sedena. De acuerdo con el testimonio, un militar la obligó a ingresar a una vivienda de la zona habitacional y después la arrojó a la calle, donde fue auxiliada por vecinos. La noticia desencadenó una protesta que derivó en pedradas, quema de basura y vandalización de la fachada de la guarnición militar, además del saqueo de una tienda castrense.
La Fiscalía de Quintana Roo informó que Jairo “N”, señalado como probable responsable, fue detenido la misma noche de los hechos y se activó el protocolo nacional de atención para la menor. Aunque autoridades militares prometieron colaborar con la investigación, persisten los cuestionamientos sobre la falta de reacción dentro del cuartel y el encubrimiento institucional. El caso abre una herida profunda: la demanda de que el Ejército, aún en funciones de seguridad, no quede al margen de la justicia.

