El presidente Nicolás Maduro denunció que su gobierno desmanteló una célula mercenaria financiada por la CIA que planeaba un “autoataque” contra un buque estadounidense en Trinidad y Tobago, con el fin de culpar a Venezuela y justificar una intervención militar. Según Caracas, los detenidos tenían manuales de ejecución de la agencia y vínculos con sectores opositores. Maduro acusó a la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, de avalar el plan.
El mandatario confirmó además la suspensión del convenio energético con Trinidad y Tobago, alegando que el país caribeño “se ha convertido en portaviones del imperio estadounidense”. La denuncia ocurre mientras bombarderos B-1 y el destructor USS Gravely realizan maniobras cerca del litoral venezolano. En paralelo, Moscú ratificó el Tratado de Asociación Estratégica con Caracas, reforzando su respaldo militar y político ante la escalada de tensiones con Washington.

