A menos de un año del Mundial 2026, México enfrenta un retroceso en la inversión pública clave para recibir a millones de visitantes. Entre enero y agosto, el gasto en transporte cayó 56.3%, el desplome más pronunciado en registros de Hacienda, mientras que el destinado a turismo bajó 38%. La reasignación de recursos hacia obras prioritarias y la política de austeridad han limitado los fondos para infraestructura y promoción turística.
Analistas advierten que el retraso en proyectos de movilidad y servicios podría afectar la derrama económica del evento. Ciudades sede como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey aún requieren mejoras en aeropuertos, transporte y vialidades. Si no se acelera el ritmo, alertan, el país podría llegar tarde a una cita que representa tanto un desafío logístico como una oportunidad única para reactivar la economía y al sector turístico.

