José Ramón López Beltrán, hijo del presidente López Obrador, acusó a medios como Latinus y Nexos de integrar una “asociación delictuosa” tras ser cuestionado por sus constantes viajes internacionales. Desde sus redes sociales, calificó a periodistas de “calumniadores profesionales” y sostuvo que su activismo no depende de cargos públicos ni recursos del erario.
En su publicación, defendió el legado familiar y aseguró que el ataque mediático es parte de una estrategia para desprestigiar a su padre y al movimiento de la 4T. Aunque evitó responder detalles sobre sus traslados, volvió a encender el debate sobre la ética periodística, el poder presidencial y la libertad de expresión. ¿Hasta qué punto las críticas públicas pueden convertirse en una forma de censura velada?

