Después de 20 años en prisión preventiva, un juez federal ordenó la liberación de Israel Vallarta, detenido desde 2005 y acusado de encabezar una presunta banda de secuestradores. El caso, vinculado al montaje televisivo difundido en el sexenio de Calderón, fue duramente cuestionado por violaciones al debido proceso, fabricación de pruebas y uso de tortura para obtener declaraciones.
Aunque Vallarta aún enfrenta otros procesos abiertos, esta decisión representa un momento clave en la historia judicial reciente. Su excarcelación reactiva el debate sobre la prisión sin sentencia, una práctica aún extendida en México. El caso no sólo exhibe fallas institucionales, sino que obliga a cuestionar: ¿cuántas personas más siguen encerradas sin juicio ni defensa real?